Comunicándote con tu maravilloso infante

Pinky McKay, IBCLC, Australia

Traducido por Silvana Prato, Lima, Perú

Fotos: Christina Simantiri

 

Esos tiernos meses de acurrucar a tu pequeño e indefenso bebé en tus brazos se pasaron volando, ¿cierto? Ahora tienes a una enérgica personita que se mueve más rápido de lo que puedes seguir, mientras explora y descubre cómo funciona su cuerpo, mientras trepa y se baja de donde sea que ha trepado. ¿Cuántas veces puede superar los límites probándolos (y a ti)?

Él quiere ver cómo funcionan las cosas—desde cómo reacciona el perro cuando le jalan la cola hasta lo que pasa cuando presiono este botón o lanzo este objeto. En un determinado momento, tu maravilloso infante parecerá una personita confiada en su camino de descifrar el gran mundo y al siguiente regresará a tu regazo o a tu pecho para recargar su tanque de amor y así estar listo para la siguiente aventura.

 

 

 

Robert & Alexander

 

 

 

Ser padre de un infante puede ser confuso. Hasta ahora, tu amado bebé necesitaba y deseaba las mismas cosas y tú hallaste el camino y comenzaste a confiar en ti misma a medida que respondías a sus señales. Tu bebé era feliz. Él prosperaba y ambos disfrutaban de su mutua compañía y si las cosas se tornaban “complicadas”, simplemente lo amamantabas hasta que todo volviera a la calma. Sin embargo, ahora te preguntas, ¿cómo puedo guiar su comportamiento de una manera amorosa? ¿Estamos “cediendo” si atendemos a cada uno de sus pedidos, especialmente si empieza a volverse más persistente con las cosas que desea, incluso cuando no es lo mejor para él? ¿Y qué hay de esos comentarios acerca de que “ya es muy grande para eso” cuando desliza su manito regordeta dentro de tu blusa, buscando el confort que le ofrece su “teta”?

 

 

Alexander

 

Así como tu inseguridad respecto a esta nueva etapa crece, también lo hace la presión acerca del comportamiento de tu hijo mientras se convierte en un pequeño caminante y hablante de espíritu entusiasta. Tanto tu familia como completos extraños parecen todos tener una opinión de cómo “entrenar” a tu hijo y de las temibles consecuencias si no le enseñas a obedecer. La verdad es, que tu hijo no está programado para causar problemas o ignorarte, a pesar de que muchas veces lo parezca. Él no se despierta cada día pensando, “¿cómo puedo llamar la atención de mi madre el día de hoy?” Su necesidad de explorar es innata y aún no está listo para controlar sus impulsos. Está empezando a sentir emociones fuertes, pero su capacidad de manejar estos grandes sentimientos depende del desarrollo del córtex prefrontal en su cerebro y esto aún tomará algunos años más.

 

 

 

Raimonda

Robert & Alexander

Esto significa que una nueva forma de comunicación está empezando, pero no quiere decir que debas ser dura o punitiva. Y no es necesario aplacar el espíritu de tu pequeño explorador. Puedes guiar a tu maravilloso infante con respeto y amor. Y a su vez, a través de tu ejemplo, aprenderá a comunicar sus necesidades con respeto y consideración hacia los demás.

Ve el comportamiento como una forma de comunicación

Muchas veces cuando el comportamiento de los niños pequeños es inconveniente, los espectadores te dirán que es mala conducta o que “sólo está buscando atención”. La atención es una necesidad legítima: hemos estado acostumbrados a atender rápidamente las necesidades de un bebé porque están ahí a la vista, no puede conseguir su propia comida, necesita cuidado intensivo para simplemente sobrevivir. Sin embargo, a medida que nuestros pequeños empiezan a caminar y a alejarse de nosotros de una forma más independiente, dejamos de concentrarnos en ellos mientras van progresando. Aún no poseen las habilidades comunicativas para pedirnos lo que necesitan, así sea comida, agua o una recarga emocional. Así que tal vez expresen sus sentimientos mediante desbordamientos emocionales, o pueden golpear o tomar con fuerza o morder.

Si podemos ver lo que al parecer es una reacción violenta a la frustración como una forma de comunicación, en vez de manipulación o “mal” comportamiento, podremos mantenernos en calma y ayudarles a superar el momento. En vez de reaccionar con furia o vergüenza, puede ser de ayuda el tratar de ver desde la perspectiva del niño. Mi hijo tiene un problema, en vez de ser él un problema. Cuando vemos el significado detrás del comportamiento y tratamos de entender qué está sucediendo con el niño, es mucho más fácil ayudar a los pequeños a manejar sus grandes emociones.

 

Yvonne & Alexander

 

 

Estando presente y al tanto de lo que “desencadena” los desbordamientos emocionales de tu infante y su capacidad de enfrentar distintas situaciones, comenzarás a notar las señales que alertan que un episodio está en camino, del mismo modo que aprendiste a interpretar las señales tempranas de tu pequeño bebé. De este modo podrás actuar pronto y tal vez podrás evitar un comportamiento difícil que realmente solo significa, “quiero conectarme contigo en este momento”, o “encuentro este lugar abrumador, por favor ayúdame a tomar un descanso”. O, si debes decir “no” a una aventura, le estarás enseñando gentilmente a tu infante a lidiar con decepciones guiándolo con seguridad y amor y le mostrarás una forma alternativa de expresarse. Por ejemplo le dirás “no lastimamos al gatito”, usando tus manos gentilmente (mientras tomas su mano y le enseñas cómo acariciar suavemente al gato).

 

 

Christina & Alexander

Dale a tu hijo evidencia tangible de que es capaz. Hay mucho por aprender y todo empieza por estar en sintonía y llenar su pequeño tanque de amor.

 

 

 

 

 

Pinky McKay es una IBCLC y autora de los superventas Sleeping Like a Baby, Parenting by Heart y Toddler Tactics. Es una ex líder de la Liga de La Leche de Nueva Zelanda, y ahora vive en Australia con su esposo australiano y familia: cinco hijos adultos y tres nietos.